miércoles, 9 de diciembre de 2015

Más puntos de la costa oeste de Estados Unidos con trazas radiactivas de la central nuclear de Fukushima Daiichi

Unos científicos que vigilan la dispersión en el océano de radiación procedente del accidente nuclear de Fukushima Daiichi en Japón han comprobado que hay un número creciente de lugares frente a la costa Oeste de los Estados Unidos que muestran signos de contaminación proveniente de la citada central nuclear. Ello incluye el nivel más alto detectado hasta la fecha de una muestra recogida a unos 2.575 km (1.600 millas) al oeste de San Francisco.
El nivel de isótopos radiactivos de cesio en la muestra, 11 becquerelios por metro cúbico de agua marina, es un 50 por ciento más alto que los de otras muestras recogidas a lo largo de la costa Oeste hasta la fecha, aunque sigue siendo más de 500 veces más bajo que el límite máximo de seguridad decretado por el gobierno estadounidense para el agua potable, y también muy por debajo del límite por encima del cual sería peligrosa una exposición directa mientras se nada, se va en barca o se practican otras actividades recreativas en el mar.
El equipo del químico Ken Buesseler, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole en Estados Unidos, estuvo entre los primeros en empezar a vigilar la radiación liberada en el Océano Pacífico por la central nuclear nipona, organizando una expedición de investigación a la zona noroeste próxima a Japón apenas tres meses después del accidente que se inició en marzo de 2011. Buesseler y sus colegas están usando sensores sofisticados para buscar niveles diminutos de radiactividad oceánica originada en Fukushima. En 2015, han añadido más de 110 nuevas muestras en el Pacífico a las más de 135 previamente recogidas.
Casi cualquier muestra de agua marina del Pacífico presentará rastros de cesio-137, un isótopo del cesio con un periodo de semidesintegración de 30 años, buena parte del cual proviene de las pruebas de armas nucleares que se llevaron a cabo entre la década de 1950 y la de 1970. Otro isótopo, el cesio-134 es la “huella dactilar” de Fukushima Daiichi, pero con un periodo de semidesintegración de dos años se desintegra mucho más rápidamente que el cesio-137.

Acuerdo preliminar en la Cumbre del Clima con muchos flecos abiertos

La recta final de la Cumbre del Clima ha comenzado. Faltaba apenas una hora para que la presidencia francesa, con su ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, a la cabeza, presentase la primera propuesta de acuerdo internacional para frenar el cambio climático nacida del trabajo diplomático que se lleva realizando desde el pasado día 30 de noviembre en la sede parisina de Le Bourget y todas las miradas estaban puestas en el secretario de Estado norteamericano, John Kerry. El mandatario podía dar algunas de las claves de lo que podría ser el texto que estaba apunto de ser publicado.

Y de alguna forma así fue. "No tenemos excusa alguna y por eso tenemos que actuar en las próximas 48 horas. Tenemos que dejar el trabajo hecho en París", aseguró Kerry. Pero también lanzó algunos dardos contra quienes se oponen a un acuerdo ambicioso. "Hay gente que cree que la subida del mar no es importante porque acabará rebosando por los bordes de la Tierra plana", dijo irónicamente en alusión a los negacionistas, entre los que se encuentra el propio senador de EEUU responsable de los asuntos medioambientales, James Inhofe. "Pero, después de haber estado con algunos de los jefes de Estado de los pequeños países insulares del Pacífico, les digo: esto no es un asunto de dinero o de creer o no creer, es un problema de vida o muerte", sentenció Kerry.

Minutos después del discurso del mandatario de EEUU llamando a la acción ambiciosa y anunciando medidas concretas -económicas- para apoyar las energías renovables y la ayuda para la mitigación del cambio climático, el primer documento de París estaba encima de la mesa de todos los delegados, negociadores y periodistas presentes en la sede de la cumbre.

Ha habido poco tiempo para hacer valoraciones en profundidad, pero el texto apunta ya hacia un acuerdo que cuente con el apoyo de los 185 países que han presentado compromisos de reducción de emisiones concretos -sólo faltan 10, algunos países de la alianza Bolivariana y estados en conflicto como Afganistán, Siria, Libia o Corea del Norte-. "Eso es importante porque esos 185 países suponen más del 95% de las emisiones de gases de efecto invernadero", ha explicado en París la ministra española de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina.

Pero lo cierto es que aunque el texto ha avanzado hacia una redacción mucho más concreta -y se han limpiado muchos de los corchetes que impedían la lectura-, aún quedan pendientes los grandes asuntos.
Quizá el primero tenga que ver con el grado de ambición que tendrá el acuerdo que salga de esta Cumbre del Clima. El texto incluye tres posibles opciones que contemplan objetivos para limitar el aumento de temperatura global en 2100 entre 2ºC y 1,5ºC. Pero al mismo tiempo se ha eliminado el concepto de descarbonización de la economía y se ha cambiado por conceptos como "emisiones netas cero" o "neutralidad de carbono". Para muchos, esta redacción lleva la huella dactilar de los países productores de petróleo como Arabia Saudí o Venezuela, ya que permitiría seguir apostando por los combustibles fósiles si al mismo tiempo se desarrollan grandes mecanismos de captura de carbono y se potencias los sumideros.

Otro de los asuntos importantes que no consta en este primer borrador propuesto por la presidencia francesa es una referencia concreta a la reducción de la aviación y el transporte marítimo, que suponen un 5% de las emisiones globales. "Además, ha desaparecido el concepto de desinversión en energías fósiles, algo que nos parece esencial para alcanzar los objetivos más ambiciosos", explica Florent Marcellesi, eurodiputado de Equo como representante de los Verdes europeos.
Quizá los plazos entran también dentro de los asuntos polémicos. Durante las primeras jornadas de negociación, desde la Unión Europea se ha apostado muy fuerte por la transparencia y la rendición de cuentas en cuanto al cumplimiento de los compromisos concretos de cada país, algo a lo que se opone China y que está siendo uno de los grandes caballos de batalla de la negociación. Pero la UE insistía en ello y en que se realizasen revisiones de los objetivos cada 5 años empezando desde el año 2018, antes de la entrada en vigor del acuerdo que salga de París.

No obstante, el texto del acuerdo sólo contempla dos fechas para el comienzo de la primera revisión: los años 2023 y 2024, aunque la parte final, llamada de decisión, sí mantiene la puerta abierta a que los controles de los compromisos nacionales se comiencen a revisar en 2018 o 2019. En términos generales da la sensación de que la gran ambición con la que acudía la UE a esta reunión se ve dificultada por las reclamaciones de quienes están poniendo mayores problemas, sobre todo en aspectos clave como el nivel de ambición del tratado, la diferenciación de los esfuerzos que debe asumir cada país y, como no, la financiación para los países en vías de desarrollo.
"La UE sabía que no iba a tener todo lo que reclamaba, eso hubiera sido la primera vez que sucede en la historia de las negociaciones internacionales", ha asegurado la ministra. A pesar de la propuesta, que volverá a ser revisada mañana, la frase más repetida entre las distintas delegaciones es: "Eso está sin decidir".

Desarrollan un nanodispositivo para el transporte inteligente de fármacos para el cáncer de mama

La empresa mexicana ROM Dynamic Biotech desarrolla el proyecto llamado BioDymanics que consiste en nanodispositivos de transporte inteligente de medicamentos para el cáncer de mama que evita daños en órganos sanos, acelera el proceso de recuperación y disminuye efectos adversos como caída de cabello.
“Un medicamento tradicional recorre todo el cuerpo y puede dañar órganos sanos y la intención es que este dispositivo que lleva el medicamento se introduzca al cuerpo y ataque directamente el tejido cancerígeno”, señaló la maestra en ciencias por la Universidad Autónoma del estado de Hidalgo, Rebeca Gutiérrez, quien dirige el proyecto.
De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los cánceres de mayor incidencia a nivel mundial es el de seno y de cada cien fallecimientos por tumores malignos en mujeres de más de 20 años, 15 son mamarios.
La maestra en ciencias comentó que la innovación está en proceso de patente. El desarrollo consiste en añadir el medicamento a nanopartículas con forma definida, después se agrega un polímero de liberación y un ligando, una molécula de direccionamiento que puede ser la PSMA, que es la célula de expresión del cáncer de mama, la cual dirige el fármaco para que llegue al sitio deseado.
El ligando permite localizar el tumor y atacarlo directamente, una vez dentro libera el medicamento. Con esta acción se logra disminuir daños secundarios como vómito y pérdida de cabello, incluso el paciente asiste menos a quimioterapias o radioterapias.
Además, con las nanopartículas se utilizan menos medicamento. “Si en un tratamiento tradicional se necesita un miligramo, con esta técnica sólo se usa el 10 o cinco por ciento”. Con el tiempo se genera un ahorro económico y los beneficios son más rápidos.

Acelerador de partículas en un microchip

Ya está en marcha un ambicioso proyecto internacional que tiene por objetivo desarrollar un acelerador de partículas en un microchip, algo que hasta muy poco tiempo atrás se habría considerado exclusivo de la ciencia-ficción. En efecto, en el plazo de cinco años, los científicos del proyecto esperan producir un prototipo funcional de un acelerador de partículas tan pequeño como para caber en un chip diminuto.
El Sincrotrón Alemán de Electrones (DESY, por sus siglas en alemán) y la Universidad de Hamburgo en Alemania se hallan entre los socios de este proyecto internacional, encabezado por Robert Byer de la Universidad de Stanford en Estados Unidos y Peter Hommelhoff de la Universidad de Erlangen-Núremberg en Alemania.
Durante décadas, los aceleradores de partículas han sido una herramienta indispensable en incontables áreas de la ciencia, desde la investigación fundamental en física hasta el examen de la estructura de las biomoléculas para poder desarrollar nuevos fármacos. Hasta ahora, las instalaciones necesarias para ello han sido muy grandes y costosas. Muchos científicos e ingenieros están probando diferentes enfoques para construir aceleradores de partículas más compactos y menos caros. Por el momento, las instalaciones grandes seguirán siendo indispensables para muchos objetivos, pero sin embargo hay algunas aplicaciones en las cuales los eficientes aceleradores de electrones en miniatura serán la clave para obtener nuevos conocimientos científicos.
La repercusión que para la ciencia y la tecnología tendrán los aceleradores cada vez más pequeños puede ser comparada con la que tuvo revolución de los ordenadores personales, cuando se pasó de modelos voluminosos y caros a los de sobremesa y bajo costo. En los aceleradores de partículas, el avance equivalente se traducirá en que estos estarán disponibles en áreas de la ciencia y la industria que hasta ahora no han tenido acceso a tales tecnologías.
La meta del proyecto es desarrollar un nuevo tipo de acelerador de partículas pequeño y barato para una amplia gama de tipos de usuarios. Aparte de utilizar los propios electrones rápidos, podrían también ser empleados para producir rayos X de alta intensidad. El prototipo en el que se trabaja podría preparar la llegada de una nueva generación de aceleradores de sobremesa, con resultados prácticos potenciales que incluirían a buen seguro muchos descubrimientos en biología y ciencia de los materiales, y con aplicaciones potenciales en sistemas de escaneo de seguridad, terapias médicas y visualización por rayos X.