La ciencia atmosférica, al alcance de su mano. Desde el 15 de septiembre hasta el 15 de octubre, miles de ciudadanos europeos podrán comprobar por sí mismos cuáles son los niveles de contaminación del aire que respiran en sus calles, plazas y parques. Lo harán a través de su teléfono, con el apoyo de una aplicación gratuita para el móvil y un dispositivo que se distribuirá a través de una campaña europea en la que también participa la ciudad de Barcelona.
La iniciativa, organizada por el Instituo de Ciencias Fotónicas (ICFO) en colaboración con el Centro de Investigación de Epidemiología Ambiental (CREAL) de la Ciudad Condal pretende hacer partícipes a los ciudadanos de un sencillo experimento para el que sólo necesitan instalar una aplicación en su móvil y acudir a un punto de observación para adosarle un sencillo medidor.
Gracias a este espectropolarímetro en miniatura incorporado en el smartphone, bastará con apuntar al cielo para medir unas partículas pequeñas de contaminación llamadas aerosoles, que se dispersan en la luz solar. Este experimento científico (LIGHT2015) se está desarrollando también en París, Londres, Manchester, Milán, Roma, Berlín, Copenhague, Belgrado y Atenas.
Los cuatro puntos donde los ciudadanos interesados podrán recoger sus medidores están situados en Collserola, Diagonal, Barceloneta y Montjuic, zonas habituales de práctica de deporte al aire libre. Y como explican los organizadores, con los datos obtenidos, se pretende trazar un mapa de la contaminación ambiental de las ciudades participantes.
Proyectos como éste ayudan a tomar conciencia sobre un problema de gran magnitud : la contaminación, que no sólo golpea al medio ambiente, también a la salud. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía el pasado mes de abril que más del 90% de la población europea está expuesta a niveles de partículas finas en el aire (las que más profundamente penetran en el sistema respiratorio) superiores a las directrices de calidad que fija la propia OMS.
sto, según el mismo organismo internacional, se tradujo en 2012 en cerca de 482.000 muertes prematuras por cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y cardiovasculares. A ellas habría que sumar otras 117.000 adicionales como consecuencia de la contaminación del aire interior. En total, 600.000 fallecimientos anuales en el continente europeo que suponen un coste de 1,4 billones de euros, cifra equivalente a la décima parte del Producto Interior Bruto (PIB) de la región en 2013. En España, teniendo en cuenta los datos, entre 2010 y 2012, la carga económica asciende a unos 38.000 millones de euros, lo que representa el 2,8% del PIB. Según la Agencia Europea de Medio ambiente (AEMA), España registra unas 27.000 muerte anuales por contaminación del aire.
En definitiva, uno de cada cuatro europeos cae enfermo o fallece de forma prematura como consecuencia de la contaminación ambiental. En todo el mundo, las estimaciones de mortalidad alcanzaron en 2012 unos siete millones de personas, el doble de las estimaciones anteriores.
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