La Cumbre del Clima recién celebrada en Lima ha terminado como una carrera de caballos en la que cuatro monturas llegan al mismo tiempo. Parte del público se ha quedado con ganas de preguntar qué ha pasado, quién ha ganado. No se esperaba de la reunión que saliera ya el documento que se debería firmar en París en 2015, pero sí debía sentar algunas bases. Hay quienes ven el vaso medio lleno y quienes lo ven aún medio vacío. El propio Parlamento Europeo reconocía ayer a través del presidente y el vicepresidente de su delegación en la cumbre que se trataba de una cuerdo «minimalista que deja muchos escollos en el camino hacia París».
«El acuerdo alcanzado representa el mínimo común denominador más bajo, pero es importante que el proceso continúe para que podamos llegar a un pacto global en París», dijo ayer Giovanni La Via, presidente de la delegación. La diplomacia europea, y en especial la francesa, tienen un reto importante durante los próximos meses de cara a tender puentes que permitan que los intereses de los países en vías de desarrollo sean compatibles con los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones fijados por la Unión Europea, por ejemplo.
La reunión ha dejado algunos cambios esperanzadores, como el fin de la división entre países pobres y países ricos y la buena disposición para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de grandes países que no ratificaron el Protocolo de Kioto, que sólo afectó al 15% de las emisiones mundiales. De ahora en adelante, todos los países deberán sumarse al previsible acuerdo de París.
«A pesar de haberse alcanzado algunos progresos en Lima, aún quedan muchos obstáculos en el camino. La cumbre del clima de París 2015 será una prueba para la diplomacia de la UE en materia de clima», aseguró el vicepresidente de la delegación del Parlamento europeo en Lima, el alemán Jo Leinen. «Después del fiasco de Copenhague no podemos permitirnos un segundo fracaso. Sin un acuerdo sobre clima en París 2015, la humanidad se arriesga a perder su carrera contrarreloj para estabilizar el clima y limitar el aumento de las temperaturas por debajo de dos grados», concluyó Leinen.
Los grupos ecologistas coinciden con la valoración negativa del resultado de la reunión climática. «La cumbre ha fracasado en dar el impulso hacia lo que se tiene que firmar en París», explicó ayer Mar Asunción, responsable del Área de Cambio Climático de WWF/España. «No hemos percibido ese sentimiento de urgencia. Hay que actuar ya y la ventana para la acción se está cerrando», dijo.
Sin embargo, también hay hueco para el optimismo y algunos científicos involucrados con el panel científico de Naciones Unidas para el cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) aseguran que la magnitud de la tarea dificulta que los avances sean rápidos. «Un acuerdo de esta naturaleza para limitar el aumento de la temperatura global a 2ºC o 1,5ºC, como ya se empieza a pedir, es un reto fenomenal», aseguró ayer a este diario José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y vicepresidente del Grupo II del IPCC. «Un acuerdo así va a cambiar nuestra forma de vivir en todo el mundo. No ver el vaso medio lleno no sería el mensaje adecuado», dice el investigador.
La delegación del Gobierno español, con la ministra Isabel García Tejerina a la cabeza también celebró el acuerdo que, en su opinión, establece las bases para el acuerdo de París. Antes de la reunión de Lima, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos aseguró en un encuentro con periodistas que de Lima deberían haber salido los objetivos, el nivel de vinculación del acuerdo de París y los controles que los verificarán. Pero eso no se ha logrado. «Sería muy negativo que no se alcanzara un acuerdo vinculante en París», dijo Ramos. «En caso contrario, seríamos una especie que no quiere velar por su futuro», aseguró.
Vía: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/12/16/548f42adca4741c5748b457d.html
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