Un tratamiento que aporta una nueva forma de luchar contra el cáncer está
siendo desarrollado por equipos de investigadores. Se trata de Bakht Mohamadreza
y Mahdi Sadeghi de la Universidad islámica Azad de Irán. En este estudio también
participan los académicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de
Talca (Chile), Claudio Tenreiro y Mauricio Arenas.
El trabajo científico consiste en la producción de nanopartículas emisoras de
partículas beta (electrones), las cuales logran eliminar un tumor desde su
centro.
El profesor Claudio Tenreiro, decano de la Facultad de Ingeniería, explicó
que la técnica consiste específicamente en detectar y generar las nanopartículas
para utilizarlas en el tratamiento de esa enfermedad. Se utiliza oro y un
elemento químico llamado praseodimio, entre otros, los cuales pueden ser
transformados en lo que se denomina emisores beta puros.
Este elemento es posible activarlo, para generar el emisor beta, y se inserta
en el tumor, neutralizando las células nocivas desde adentro, logrando que el
daño de los tejidos sea mucho más localizado, dado lo limitado del rango del
movimiento del electrón en un medio.
“Los tratamientos convencionales utilizan técnicas que producen daño
colateral, ya que concentran la radiación en el tumor, pero para ello se deben
atravesar zonas de tejido sano. Pero la idea de las nanopartículas es que uno
las coloca en el tumor propiamente tal y ésta interactúa solo con la zona vecina
donde es emitida, matando solamente el tejido que la rodea”, explicó
Tenreiro.
Agregó que inicialmente se creyó que la terapia podía ayudar especialmente en
aquellos casos donde no se pudiera operar, como cánceres en ciertas zonas del
cerebro, ya que se usa un sistema denominado “nanobraquiterapia”, que inserta
pequeñas “agujas” para el tratamiento, por ejemplo, de Iridio.
El trabajo de investigación de los profesores Tenreiro y Arenas, está en la
primera fase de la terapia, que es la creación de estas nanopartículas y su
activación, para que posteriormente un equipo de especialistas médicos las
inserten en el tumor de un paciente.
“Llevamos un tiempo produciendo las nanopartículas. Lo primero es la técnica
para generar aquellos materiales que puedan ser transformados en emisores beta
puro (electrones). Las técnicas tradicionales utilizan rayos gamma que
atraviesan muchos tejidos, depositando energía en la medida que los traspasan,
similar a lo que ocurre con un rayo X, o con partículas de alta energía.
Mientras que en los emisores beta, el daño es mucho menor y el proceso ocurre en
un tiempo determinado, matando a las células cancerígenas. Luego de la emisión
del beta, el elemento queda estable y es desechado a través del metabolismo
normal”, sostuvo el profesor Tenreiro.
El profesor Mauricio Arenas de la carrera de Ingeniería en Bioinformática
está trabajando en la evaluación de la forma de las nanopartículas, a través de
microscopía electrónica. “De esta manera se puede estandarizar el protocolo de
producción de éstas”, explicó Arenas.
Además, actualmente están desarrollando técnicas para la sintetización de
estas unidades de manera biológica a través de microorganismos.
Uno de los aspectos importantes es que la vida media del elemento que se
utiliza en la zona con cáncer debe ser corta, para que la radioactividad no
quede circundando en la persona por mucho tiempo, y que solo tenga el efecto
requerido y luego se transforme en un isotopo estable.
Entre los compuestos que se están estudiando está el praseodimio, el que de
acuerdo al académico “tiene bastante futuro en el tratamiento de cáncer ya que
hay un conjunto de tipos de cáncer en los que éstos tienen un efecto
importante”, contó.
En este caso, el isotopo radiactivo tiene una vida útil de 19 horas, lo que
permite que actúe sobre el tumor y luego se acabe el efecto en pocas horas,
dependiendo del momento de aplicación, saliendo desde el tumor como una
partícula estable que no daña al resto de los tejidos.
Otro de los materiales con los que se ha trabajado es el oro, ya que de
acuerdo a los estudios, se pueden controlar adecuadamente los tamaños de las
nanopartículas y eso es relevante si se requiere, por ejemplo, la retención de
éstas en la pared celular del tumor.
Además, con este compuesto se pueden utilizar dos técnicas de manera
simultánea, que el equipo de científicos está estudiando: la definida
anteriormente y la termoterapia que consiste en insertar la nanopartícula, y
luego con radiofrecuencia calentarla para lograr que a una temperatura superior
a los 42 grados muera la célula dañina donde se insertó el oro.
“La idea es que si el tumor se detecta de manera temprana, se elimine con
estas terapias y se saca, manteniendo un control de éste, impidiendo el
crecimiento y la diseminación de las células cancerígenas”, precisó Tenreiro.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/upload/img/periodico/img_23590.jpg
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