Todos tenemos en mente cómo es una cara enfadada: cejas bajas, labios
fruncidos, orificios nasales abiertos y barbilla apuntando hacia
arriba. Haz la prueba delante del espejo. Pero, ¿por qué estos gestos y
no otros? Precisamente es lo ha querido averiguar un equipo
investigadores norteamericanos y australianos, que acaban de publicar
sus conclusiones en la revista Evolution and Human Behavior.
Como ha declarado el director del estudio, Aaron Sell, de la Universidad Griffith (Australia), “se trata de una expresión universal, e incluso niños con ceguera congénita ponen ese rostro, sin haber visto ninguno”.
Cuando nos enojamos, siempre contraemos siete grupos de músculos de una
manera estereotipada, y lo hacemos, según estos expertos en psicología
evolutiva, para negociar en un conflicto de intereses.
El mensaje es que la circunstancia que ha dado lugar al problema no
resulta aceptable; no nos calmaremos hasta que lleguemos a un acuerdo
satisfactorio. Pero los investigadores creen que este lenguaje no verbal
lanzaría también otra señal al contrario: si el asunto no se soluciona a
nuestra conveniencia, somos capaces de hacer daño. Es, pues, una exhibición de fuerza.
Los científicos han constatado que cada uno de los rasgos del enfado
es un indicador de poder. Por ejemplo, cuando mostraron a voluntarios
fotos de hombres con cejas hacia abajo y cejas hacia arriba, sin otros
ademanes relacionados con la cólera, la mayoría dijo que las primeras
parecían personas físicamente más fuertes. Y al probar con los otros
gestos ya citados –labios fruncidos, orificios de la nariz
ensanchados…–, obtuvieron el mismo resultado. Es como cuando un babuino enseña los dientes: exageramos los rasgos que muestran nuestra habilidad para luchar.
Vía: http://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/razones-evolutivas-de-la-cara-de-enfado-451409646860
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