Desde no hace mucho, se sabe que un mayor tamaño cerebral está asociado con
un nivel más alto de comportamiento de atención y cuidados a sus crías por parte
de los padres y las madres en numerosos animales. Una explicación para este
patrón es que las demandas cognitivas de llevar a cabo ese trabajo de protección
y crianza por parte de los progenitores podrían requerir un tamaño cerebral
mayor.
El equipo de Kieran Samuk, Davis Iritani y Dolph Schluter, de la Universidad
de la Columbia Británica en la ciudad canadiense de Vancouver, se propuso poner
a prueba las predicciones de esa hipótesis en poblaciones salvajes de peces de
la especie Gasterosteus aculeatus. Estos peces son conocidos sobre todo por
exhibir una conducta de protección a las crías que es exclusiva del macho de la
especie, y un dimorfismo sexual en el tamaño del cerebro (el masculino es más
grande que el femenino).
Para poner a prueba la hipótesis de que los requerimientos cognitivos de
ejercer esa atención parental compleja exigen un tamaño cerebral mayor, los
investigadores se aprovecharon de la existencia de poblaciones muy emparentadas
con los citados peces, que muestran una variación en su comportamiento de
atención parental: Unos ejercen una atención monoparental masculina, y los otros
no brindan ningún cuidado a sus crías.
Tras pesar los cerebros de machos y hembras de todas las poblaciones
seleccionadas, y hacer otros análisis, los autores del estudio han llegado a la
conclusión de que la citada hipótesis es correcta. Los resultados de esta
investigación respaldan la idea de que los peces macho que se ocupan de criar a
sus retoños sin ayuda alguna de la hembra tienen cerebros más grandes a fin de
disponer de la capacidad cerebral necesaria para cuidar de ellos. Este es uno de
los primeros estudios que conectan el cuidado parental con el tamaño cerebral.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/11719/cuando-ser-un-buen-padre-hace-aumentar-el-tamano-del-cerebro/
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