jueves, 16 de octubre de 2014

Décima noche de Teresa Romero en el hospital, con «síntomas de superar la infección»

«Día pasado, día ganado», esbozaba ayer miércoles 15 de octubre uno de los responsables médicos de la atención de Teresa Romero en el Hospital Carlos III de Madrid. La auxiliar de enfermería ingresada por ébola ha pasado su décima noche en el centro y lo ha hecho con las buenas noticias de las que se hace gala después de remontar varias malas noches el pasado fin de semana. «La carga viral de Teresa ha bajado sensiblemente y muestra ya signos de superar la infección», ha afirmado en una entrevista televisiva el jefe de Virología del Instituto de Salud Calos III y miembro del Comité de especial contra el ébola, José María Echevarría.
Las buenas noticias que aportan fuentes del hospital a ABC es que no hay novedades, así que ha pasado una buena noche, sigue tomando líquido, habla y le ha bajado la fiebre. La tercera noche tranquila que vence Teresa Romero da alas al optimismo en el hospital, porque no ha registrado complicaciones. Continúa respirando ayudada de una mascarilla de oxígeno. Sigue sin fiebre alta y recibiendo el antiviral japonés favipiravir.
Muchas felicitaciones por su santo
Teresa Romero se muestra con una actitud muy positiva y ayer, al recibir felicitaciones por parte de muchos compañeros por su santo, respondió activamente, según ha podido saber este periódico. Hay mejoría pero esta es lenta, sobre todo de sus pulmones. Preocupan estos órganos, cuya recuperación se ralentiza al tratarse de una mujer fumadora, sobre todo, así como su riñón.
Un enfermero compañero de Teresa, Manuel Torres, ha destacado de ella que es una «buenísima profesional y que también tiene un buen trato cercano». Ha detallado que ella misma está extremando el cuidado para no contaminar a los que están trabajando con ella. «Ha caído una compañera y podemos caer los otros», ha remachado.
Se incorpora
Pese a lo que adelantó ayer la portavoz de la familia, las fuentes consultadas aducen que Romero no ha caminado por la habitación, continúa en la cama y tampoco ha llegado a sentarse, aunque sí a incorporarse ligeramente. Pese a su buen estado general, no se descartan complicaciones y su pronóstico de gravedad todavía persiste.
Las noticias llegan con cuentagotas a los oídos de Romero que, como explicaba hace 24 horas a las puertas del hospital su amiga María Teresa Mesa Escolano, no conocía el luctuoso destino de su perro, el can «Excálibur», que fue sacrificado por orden de la Consejería de Sanidad de Madrid para que no supusiese un foco infeccioso de ébola. El marido de Romero, Javier Limón, ha dedicado uno de sus últimos escritos precisamente a su mascota perdida, en la que le asegura con firmeza que «hará justicia» por él.
 

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