Una nueva serie de medidas de dos isótopos del oxigeno de
la Luna confirman que nuestro satélite natural se formó a partir de la colisión contra nosotros de otro cuerpo de tamaño planetario hace
unos 4.500 millones de años.
La mayoría de los científicos creen que la Luna se formó a partir del impacto contra la Tierra de un cuerpo del tamaño del planeta Marte, al que se le ha dado el nombre de Theia. La inmensa cantidad de escombros producidos por la colisión
(probablemente la mayor de las sufridas por la Tierra en toda su
historia) formó una densa nube de residuos alrededor de nuestro mundo
que, obedeciendo las leyes de la gravedad, se fueron uniendo hasta dar
forma a lo que hoy es nuestro satélite.
Los esfuerzos por confirmar que tal impacto
efectivamente se produjo se centran en medir las proporciones entre
varios isótopos del oxígeno, titanio, silicio y otros elementos. Se sabe
que esas proporciones varían de un lugar a otro del Sistema Solar, de
modo que se convierten en una especie de «firma» a partir de la cual los
científicos pueden determinar de qué planeta procede una roca concreta.
En el caso de la Luna, comparar esas proporciones entre rocas lunares y terrestres puede decirnos cuánto de Theia y cuánto de la Tierra hay actualmente en nuestro satélite.
Y ahí es donde surge el problema. De hecho, la
extraordinaria similitud hallada entre los ratios de estos elementos en
la Tierra y la Luna entran en conflicto con la idea de que lnuestro
satélite está formado, en su mayor parte, por materiales procedentes de
Theia. Si fuera así, su composición debería diferenciarse claramente de la de la Tierra. Algo que, en la práctica, no sucede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario