El tratamiento es sencillo. Fundamentalmente se basa en reeducar a las
células que reaccionan ante alimentos inocuos como la leche o el huevo.
“Esta reeducación consiste en administrar cantidades muy pequeñas de
estos productos, inicialmente mínimas, y cuyo volumen se aumenta de
forma progresiva semanalmente. Los incrementos del alimento que provoca
la alergia se realizan siempre en el recinto hospitalario, de forma que
el paciente esté en condiciones de seguridad mientras su organismo va
asimilando estas sustancias sin reaccionar contra ellas”, detalla la
especialista.
El objetivo de la desensibilización es, en el caso de la
leche, llegar a poder ingerir un vaso de 200 ml y en el del huevo, un
huevo frito o en tortilla tres veces por semana.
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