Los médicos están cada vez más preocupados por el avance de la diabetes.
Las estimaciones revelan que para el año 2030 habrá 57,8 millones de
latinoamericanos con la enfermedad, un aumento de 59% en contraste con
los 36,4 millones registrados en 2011.
A ello se le suma que solo
la mitad de los pacientes recibe tratamiento oportuno, y tan solo la
mitad de estos últimos alcanza la meta del control de la glucosa en la
sangre.
Los riesgos son múltiples. Dos tercios de los pacientes
no se adhieren al tratamiento y desarrollan complicaciones por no
tratarse como es debido, explica Freedy Eliaschewitz, director del
Centro de Pesquisas Clínicas de Brasil durante el Latín American
Diabetes Leadership Summit 2014, congreso organizado por la farmacéutica
Novo Nordisk en la ciudad de Sao Paulo, Brasil.
Las
complicaciones pueden acarrear un riesgo hasta cuatro veces mayor de
sufrir un infarto o evento cerebrovascular: dos de cada tres personas
con hiperglucemia causada por la diabetes sufren de presión arterial
alta; también menor flujo sanguíneo en los pies, aumentando las
probabilidades de enfermedades o amputaciones, o una disminución de la
función renal, permitiendo que se pierda una importante cantidad de
proteína en la orina.
"No tengo miedo al decir que la insulina es
la que ha salvado la mayor cantidad de vidas después de los
antibióticos", indica Eliaschewitz para luego añadir: "la insulina no
puede faltar, sobre todo en diabéticos tipo 1; si es tipo 2 el cuerpo
puede tardar unos días en descompensar la glucosa, puede comer menos o
hacer más ejercicio en esos días, pero siempre será necesaria".
La
inyección de insulina se utiliza para controlar el nivel de azúcar en
la sangre para los dos tipos de diabetes. Funciona ayudando a mover la
glucosa hacia los otros tejidos del cuerpo en donde se usa para energía.
La
diabetes ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente insulina
(diabetes mellitus tipo 1) o no la usa correctamente (tipo 2). Como
consecuencia, la glucosa permanece en la sangre, ocasionando sus
consecuencias.
El ejercicio es tan importante como los
medicamentos para manejar la diabetes. El preparador físico brasileño
Márcio Atalla explica que la actividad física ayuda a transportar la
glucosa y reduce la resistencia a la insulina.
Pero para que haga
efecto, el ejercicio debe ser continuo: por lo menos 150 minutos de
actividad repartidos entre cuatro o cinco veces a la semana (no
acumulado en un solo día). "Lo importante es que el cuerpo busque un
patrón, 20 o 22 veces al mes. Si hacemos ejercicio solo 13 días al mes,
no hay un patrón", explica Atalla.
Antes de que un diabético
empiece a hacer ejercicio, debe buscar consejo con su médico. Comience
con caminatas, verifique el nivel de azúcar antes, durante y después del
ejercicio y pregunte cuándo debe comer y en qué cantidad.
Con
respecto a la dieta, la especialista en educación nutricional Gisele
Rossi Goveia indica que no hay una plan alimenticio para diabéticos sino
estrategias personalizadas de acuerdo a cada paciente que requerirá de
la asesoría de un especialista.
Vía: http://www.eluniversal.com/vida/140616/el-ejercicio-continuo-controla-la-glucosa-en-la-sangre
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