
Uno de los principales enigmas que han sido debatidos de forma intensa es cómo esos gigantes del reino animal regulaban su temperatura corporal, que según se ha venido creyendo, tendía a aumentar con el peso corporal, por un efecto físico de retención de calor, hasta tal punto que, sin mediar algún mecanismo especial que redujese la temperatura, ésta alcanzaría valores conflictivos con los límites metabólicos de la vida animal.
Eva Maria Griebeler, de la Universidad Johannes Gutenberg en Maguncia, Alemania, ha llegado ahora a la conclusión de que esa hipótesis de que los saurópodos debían lidiar con una alta temperatura corporal es incorrecta.
Según los cálculos de esta ecóloga, la temperatura corporal de estos animales no se incrementaba con el peso del cuerpo. Sus estimaciones indican que los saurópodos pudieron tener una temperatura corporal promedio de unos 28 grados centígrados. La máxima temperatura corporal que puede ser tolerada por las especies de vertebrados que viven hoy en día es de 45 grados centígrados. Las temperaturas que Griebeler postula para los saurópodos están por tanto muy por debajo de las de los actuales vertebrados de sangre caliente, y concuerdan con las de los varanos de hoy en día, que son ectotérmicos (de sangre fría).
Vía: http://noticiasdelaciencia.es/not/9413/el_misterio_de_la_temperatura_de_los_animales_de_tierra_mas_grandes_que_han_existido/
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