Desde el noroeste de Dinamarca alrededor de los años 1500-1300 a. C.,
hasta la isla sueca de Gotland en el siglo I de nuestra era, los pueblos
nórdicos consumían una especie de ponche, una bebida alcohólica rica en
ingredientes locales, incluyendo miel, arándano rojo, Mirto de
Brabante, milenrama, enebrina, trigo, cebada, y/o centeno, y, a veces,
vino derivado de importaciones vinícolas del sur o el centro de Europa.
Ésta
es la conclusión a la que se ha llegado tras un análisis de datos
arqueobotánicos previos y nuevas evidencias arqueológicas obtenidas de
muestras del interior de recipientes de cerámica y bronce y de coladores
empleados para servir bebidas y beberlas, hallados en cuatro
yacimientos arqueológicos de Dinamarca y Suecia.
Las nuevas
evidencias arqueológicas biomoleculares obtenidas por el equipo de
Patrick E. McGovern, director científico del Proyecto de Arqueología
Biomolecular en el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad
de Pensilvania en la ciudad estadounidense de Filadelfia, a partir de
las citadas muestras y de otros elementos de juicio proporcionados por
colegas escandinavos, aportan pruebas inequívocas de la existencia de
una tradición antigua, muy extendida y duradera, de consumo de una
bebida alcohólica nórdica, describible como una especie de ponche.
Esta bebida tenía un sabor o sabores distintivos, dependiendo de las
variaciones en los ingredientes exactos, y quizá pudo ser usada también
con fines medicinales. Constituye además la primera evidencia
químicamente documentada de importaciones vinícolas de Europa meridional
o central en época tan temprana como el año 1100 a. C., lo que
demuestra tanto el prestigio social y cultural unido al vino, como la
presencia de una red muy activa de comercio a través de Europa hace más
de 3.000 años.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9437/rastreando_los_origenes_de_una_arcaica_bebida_alcoholica_nordica/
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