La nariz no es el único órgano del cuerpo humano capaz de detectar cosas
como por ejemplo el humo de un cigarrillo propagándose por el aire. Se
ha descubierto que nuestros pulmones también tienen receptores de olor.
El hallazgo lo ha hecho el equipo de Yehuda Ben-Shahar, de la Universidad Washington en San Luis de Misuri, Estados Unidos.
A
diferencia de los receptores de la nariz, que están ubicados en las
membranas de células nerviosas, las de nuestros pulmones están en las
membranas de células neuroendocrinas. En vez de enviar impulsos
nerviosos a nuestro cerebro para hacer que percibamos de manera
consciente el olor del humo del tabaco, los receptores de olor en esas
células neuroendocrinas incitan a éstas a liberar hormonas que hacen que
las vías respiratorias se estrechen.
No podemos olvidar, tal
como argumenta Ben-Shahar, que la estructura de nuestro cuerpo es, en
bastantes aspectos, la de unos tubos abiertos al exterior, de modo que
los mismos conductos que nos permiten respirar o tragar están
esencialmente abiertos a cualquier cosa del entorno. Aunque esos
conductos están dentro de nuestro cuerpo, a efectos prácticos forman
parte de nuestra capa externa, por lo que constantemente sufren
agresiones ambientales, y es lógico que la evolución les haya provisto
de mecanismos de protección muy contundentes
En otras palabras, las células neuroendocrinas pulmonares, gracias a los
citados receptores de olor, actúan como centinelas con la misión de
impedir el paso, en la medida de lo posible, a sustancias químicas
irritantes o tóxicas.
Estas células pueden ser responsables de la hipersensibilidad
química que caracteriza a dolencias respiratorias tales como la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma. Como es
sabido, a los pacientes con estas afecciones no les conviene exponerse a
cosas tales como humos, perfumes fuertes y olores punzantes en general,
ya que pueden provocarles una constricción de las vías respiratorias y
dificultades para respirar.
Los receptores de olor en las células
neuroendocrinas pulmonares podrían ser un blanco terapéutico útil.
Mediante la estrategia de bloquearlas, tal vez se podría impedir algunos
ataques de asma y EPOC, permitiendo a los pacientes de estas
enfermedades reducir su consumo de esteroides o broncodilatadores.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9436/nuestros_pulmones_tienen_receptores_de_olor/
No hay comentarios:
Publicar un comentario