El ADN, junto con el ARN, es una de las biomoléculas portadoras de
información en los organismos vivos, y esta información se almacena en
el emparejamiento de las cuatro bases de ADN, citosina (C) con guanina
(G), y adenina (A) con timina (T).
Un equipo de investigadores
del Instituto de Investigación Scripps (EE UU) ha creado en el
laboratorio dos nuevas bases que no se producen en la naturaleza. “Estas
forman un tercer par de bases, y el grupo liderado por el investigador
Floyd Romesberg ha demostrado que puede ser replicado en la bacteria E.
coli”, declara a Sinc Ross Trevor Thyer, de la Universidad de Texas y
coautor del artículo.
Según explica a Sinc el propio Romesbergm:
“Denominamos a nuestra base de ADN no natural X e Y que hemos optimizado
durante más de 14 años en el laboratorio. Para esto se sintetizaron más
de 300 análogos de nucleótidos, hasta obtener dos que al emparejarse
fueran realmente eficientes. Después de este trabajo de optimización
intentamos entrar en un entorno mucho más complejo de una célula. Por
ello, a pesar de que no existen en la naturaleza, se optimizaron
extensamente en el laboratorio”.
Los científicos señalan que no
se habían conseguido nuevas bases hasta ahora porque había múltiples
dificultades que superar, como obtener las bases de ADN no naturales en
las células y asegurarse de que la maquinaria de replicación dentro de
la célula las aceptaría, además de medir luego con mucha precisión que
estas se mantuvieran correctamente cuando el ADN fuera copiado.
"Estos pares de bases no naturales funcionaron muy bien in vitro, pero
el gran reto era conseguir trabajar en un entorno mucho más complejo de
una célula viva", apunta Denis A. Malyshev, miembro del laboratorio de
Romesberg.
Trevor, por su parte asegura: “Organismos como este pueden
utilizarse para explorar el origen y la evolución del ADN, e investigar
por qué la naturaleza ha asentado las bases de ADN existentes. También
se pueden utilizar para introducir nuevos aminoácidos con el código
genético y directamente modificar el ADN funcional y las moléculas de
ARN”.
"Esto demuestra que son posibles otras soluciones para el
almacenamiento de información y, por supuesto, nos acerca a una biología
del ADN ampliada que tendrá muchas aplicaciones emocionantes, desde
nuevos medicamentos a nuevos tipos de nanotecnología", señala Romesberg.
El
siguiente paso del laboratorio del Instituto de Investigación Scripps
es tratar de recuperar con éxito esta ampliación de la información en el
ADN de la célula viva. Para hacer esto, primero deben demostrar que el
ADN que contiene el par de bases no naturales puede ser transcrito en el
ARN. Una vez que se demuestre dicha transcripción se podría utilizar
para controlar la síntesis de proteínas.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/10317/una_bacteria_es_el_primer_organismo_vivo_que_anade_letras_artificiales_al__lsquo_alfabeto_rsquo__del_adn/
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