Las destacables propiedades de un nuevo material poroso, al que
coloquialmente se ha descrito como equivalente en parte a un queso
gruyere hecho de cristal y en parte a una esponja de alta tecnología,
podrían conducir en un futuro no muy lejano a esponjas mucho más
sofisticadas que las que usamos en la ducha y capaces de hacer muchas
más cosas que servir a la higiene personal.
Imaginemos esto, por
ejemplo: Médicos que utilicen una diminuta esponja para absorber un
medicamento y llevarlo directamente hasta un tumor. Químicos en una
planta de fabricación que empleen otra para atrapar y almacenar gases
indeseables.
Estas tecnologías son lo que el químico Jason
Benedict, profesor de la Universidad en Buffalo (Universidad Estatal de
Nueva York), tenía en mente cuando lideró el diseño de un nuevo material
llamado UBMOF-1. El material, un armazón organometálico (MOF, por sus
siglas en inglés), es un cristal lleno de agujeritos (de ahí el símil
con un queso de gruyere) que podría actuar como una esponja, capturando
moléculas de tamaños y formas específicos en sus poros.
Los MOFs parecidos a quesos suizos no son nuevos, pero el de Benedict tiene un par de cualidades destacadas:
Los
poros del cristal cambian su forma cuando la luz ultravioleta incide en
ellos. Esto es importante porque cambiar la estructura del poro es una
forma de controlar qué compuestos pueden entrar o salir de ellos.
Podríamos, por ejemplo, empapar la esponja con una sustancia y entonces
alterar el tamaño de los poros de la esponja para evitar que esa
sustancia se escape. El almacenamiento seguro es útil en aplicaciones
como la administración muy precisa y localizada de medicamentos, una
acción en la que es fundamental que el fármaco salga de la cápsula
portadora hasta que llegue al punto justo donde se debe liberar.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9567/esponja_asombrosa_cuya_conducta_de_absorcion_o_liberacion_se_controla_con_luz_ultravioleta/
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