El límite legal de alcohol en sangre por encima del cual se prohíbe
estar al volante de un vehículo varía entre países, pero en todos los
casos se tiende a asumir que dicho límite constituye la frontera entre
una situación en la que se ha bebido alcohol sin que tenga efectos en la
capacidad de concentración y de reaccionar con rapidez ante un riesgo, y
la situación en la que la cantidad de alcohol ingerido sí afecta
negativamente a dicha capacidad.
Sin embargo, según los
resultados de una polémica revisión de datos, esa frontera no existe. El
alcohol afecta negativamente a dicha capacidad desde el primer sorbo,
de manera proporcional a la cantidad ingerida. En el estudio se ha
determinado que incluso los conductores que han bebido muy poco alcohol y
que por lo tanto están muy por debajo del límite de alcohol en sangre
permitido y pueden legalmente estar al volante de un vehículo, tienen la
culpa de accidentes fatales de automóvil más a menudo que los
conductores sin nada de alcohol en sangre con los que colisionan.
Muchos
de los análisis del nuevo estudio se valen de lo que los autores llaman
"un experimento natural": dos vehículos que colisionan entre sí, un
conductor sin nada de alcohol en sangre y otro con solo un poquito, por
debajo del límite legal. Dado que los dos conductores chocaron
exactamente en el mismo momento y en las mismas circunstancias, esto le
otorga al suceso un nivel de validez científica propio de un
experimento, ya que se estandarizan muchas variables, como por ejemplo
el estado del tiempo o las condiciones de la carretera, que de otro modo
podrían causar confusiones o conducir a resultados engañosos.
El equipo del sociólogo David Phillips, de la Universidad de California
en San Diego, examinó 570.731 colisiones fatales, acaecidas entre 1994 y
2011 en Estados Unidos.
Phillips y sus colaboradores se
concentraron particularmente en conductores que presentaban un contenido
de alcohol en sangre (BAC, por sus siglas en inglés) entre el 0,01 por
ciento y el 0,07 por ciento, y, en este grupo, a los que tenían tan solo
un BAC de 0.01%.
Phillips y sus colaboradores encontraron que los conductores con
un 0,01 por ciento de BAC (muy por debajo del 0,08 por ciento que es el
límite legal en Estados Unidos y también de los límites impuestos en
otras naciones) son un 46 por ciento más propensos a ser responsables
oficial y exclusivamente de los accidentes investigados que los
conductores del todo sobrios con los que colisionaron.
Los
autores del estudio también hallaron que no existe un efecto umbral (una
transición repentina entre la inocencia y la culpabilidad) por debajo
del límite legal para la conducción alcoholizada. En vez de eso, las
probabilidades de ser declarado culpable de un accidente aumentan de
manera constante y sostenida desde un 0,01 por ciento de BAC a un 0,24
por ciento.
A pesar de esto, la inmensa mayoría de la gente,
incluyendo a policías y jueces, tienden a creer que el límite legal de
alcohol en sangre es una frontera clara, por debajo de la cual el
alcohol no afecta a la capacidad de conducir.
Phillips considera
que los hallazgos hechos en esta investigación son inequívocos, al no
haberse encontrado una combinación segura entre beber y conducir, o
dicho de otro modo, al no existir un punto en el cual la influencia del
alcohol ingerido sobre la capacidad de conducir un vehículo sea cero.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9490/_no_sobrepasar_el_limite_legal_de_alcohol_en_sangre_significa_un_riesgo_cero_por_consumo_de_alcohol_/
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