Aunque todavía no hay una vacuna contra el virus del sida, los
avances en los tratamientos son cada vez más importantes para, por un
lado, controlar la infección y, por otro, hacer más fácil al vida de los
pacientes. Eso es lo que aporta un nuevo medicamento, presentado hoy
por dos especialistas de esta enfermedad en España, José María Gatell y
Santiago Moreno, que promete ser una buena opción con menos efectos tóxicos e interacciones.
El nuevo medicamento, Stribild (fabricado por Gilead), es el tercero del grupo denominado Single Tablet Regimen (STR), o lo que es lo mismo, una única pastilla que se toma una vez al día, es decir, las antípodas de lo que en su momento constituía el día a día de todas las personas seropositivas y que suponía tener que tomar decenas de fármacos, a ciertas horas y con ciertas comidas.
"Hace tres o cuatro años se introdujo una nueva familia de inhibidores de la integrasa. El primero fue Raltegravir. Hace pocos meses se aprobó el segundo, Eviplera, que tenía algunas ventajas sobre el anterior. Y a finales de este año se aprobó el tercero: Stribild. Esta pastilla contiene cuatro principios químicos: dos fármacos antiguos (Tenofovir y Emtricitabina), un inhibidor de la integrasa y un potenciador fabricado para este fármaco", explica el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, José María Gatell.
Para los dos, el nuevo tratamiento presenta ventajas sobre los anteriores. "Atripla tiene un componente que genera molestias en el sistema nervioso central, como cefaleas, y Eviplera funciona peor en personas con carga viral alta, además no se puede dar en personas que tomen omeprazol", aclara el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, Santiago Moreno.
Por otro lado, según señalan estos especialistas, el nuevo fármaco tiene escasas interacciones farmacológicas. "Esto es importante porque los pacientes se están haciendo mayores, y tienen otras enfermedades distintas, concomitantes, y necesitan tratamientos para ellas. Por eso necesitamos medicamentos más sencillos que no interfieran con otros", afirma Gatell.
La terapia en monodosis podría ser la primera opción para todo nuevo paciente que empiece a tratarse, señalan, "pero no todos los que están ya en tratamiento pueden pasar a recibir una pastilla única", aclara el experto catalán. En cuanto al nuevo fármaco, Gatell aventura que es una buena opción para el 15-20% de los pacientes recién diagnosticados y para otro 15-20% de los pacientes que ya están en tratamiento".
Quedan por definir, sin embargo, algunos aspectos de este nuevo tratamiento, como saber cuál serán sus efectos a largo plazo y, si el precio que la compañía ha fijado -en la media de las últimas terapias, según afirma Luis Herrera, director médico de Gilead- supondrá una barrera para hospitales y médicos en los tiempos de crisis que corren. Porque, como reconoce Gatell, el 90% de los pacientes ya tratados "tienen una vida normal y aparentemente no hay una necesidad de cambiarle el tratamiento. Pero si se miran en detalle pequeños efectos secundarios, tolerables pero que se pueden eliminar, se puede mejorar su toxicidad a medio y largo plazo. Uno se puede plantear cambios para prevenir cosas a 10 o 15 años". Como reconoce Moreno, "hay que tener en cuenta que quien empieza con un tratamiento antirretroviral no lo puede abandonar de por vida".
En España se estima que hay entre 130.000 y 160.000 personas con VIH, de las que más de 100.000 están en tratamiento. El perfil de las nuevas infecciones es hombre, de mediana edad, y homosexual. El 48% de los casos se detecta tarde. En 2012 se diagnosticaron en nuestro país 3.210 pacientes con VIH.
Vía: http://www.elmundo.es/salud/2014/02/04/52f113c2e2704ee56d8b4572.html
El nuevo medicamento, Stribild (fabricado por Gilead), es el tercero del grupo denominado Single Tablet Regimen (STR), o lo que es lo mismo, una única pastilla que se toma una vez al día, es decir, las antípodas de lo que en su momento constituía el día a día de todas las personas seropositivas y que suponía tener que tomar decenas de fármacos, a ciertas horas y con ciertas comidas.
"Hace tres o cuatro años se introdujo una nueva familia de inhibidores de la integrasa. El primero fue Raltegravir. Hace pocos meses se aprobó el segundo, Eviplera, que tenía algunas ventajas sobre el anterior. Y a finales de este año se aprobó el tercero: Stribild. Esta pastilla contiene cuatro principios químicos: dos fármacos antiguos (Tenofovir y Emtricitabina), un inhibidor de la integrasa y un potenciador fabricado para este fármaco", explica el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, José María Gatell.
Para los dos, el nuevo tratamiento presenta ventajas sobre los anteriores. "Atripla tiene un componente que genera molestias en el sistema nervioso central, como cefaleas, y Eviplera funciona peor en personas con carga viral alta, además no se puede dar en personas que tomen omeprazol", aclara el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, Santiago Moreno.
Por otro lado, según señalan estos especialistas, el nuevo fármaco tiene escasas interacciones farmacológicas. "Esto es importante porque los pacientes se están haciendo mayores, y tienen otras enfermedades distintas, concomitantes, y necesitan tratamientos para ellas. Por eso necesitamos medicamentos más sencillos que no interfieran con otros", afirma Gatell.
La terapia en monodosis podría ser la primera opción para todo nuevo paciente que empiece a tratarse, señalan, "pero no todos los que están ya en tratamiento pueden pasar a recibir una pastilla única", aclara el experto catalán. En cuanto al nuevo fármaco, Gatell aventura que es una buena opción para el 15-20% de los pacientes recién diagnosticados y para otro 15-20% de los pacientes que ya están en tratamiento".
Quedan por definir, sin embargo, algunos aspectos de este nuevo tratamiento, como saber cuál serán sus efectos a largo plazo y, si el precio que la compañía ha fijado -en la media de las últimas terapias, según afirma Luis Herrera, director médico de Gilead- supondrá una barrera para hospitales y médicos en los tiempos de crisis que corren. Porque, como reconoce Gatell, el 90% de los pacientes ya tratados "tienen una vida normal y aparentemente no hay una necesidad de cambiarle el tratamiento. Pero si se miran en detalle pequeños efectos secundarios, tolerables pero que se pueden eliminar, se puede mejorar su toxicidad a medio y largo plazo. Uno se puede plantear cambios para prevenir cosas a 10 o 15 años". Como reconoce Moreno, "hay que tener en cuenta que quien empieza con un tratamiento antirretroviral no lo puede abandonar de por vida".
En España se estima que hay entre 130.000 y 160.000 personas con VIH, de las que más de 100.000 están en tratamiento. El perfil de las nuevas infecciones es hombre, de mediana edad, y homosexual. El 48% de los casos se detecta tarde. En 2012 se diagnosticaron en nuestro país 3.210 pacientes con VIH.
Vía: http://www.elmundo.es/salud/2014/02/04/52f113c2e2704ee56d8b4572.html
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