Lo dice «The New York Times». España es el país donde se cena a las 22.00 horas
y en el que se trabaja desde por la mañana hasta por la noche, eso sí,
con un considerable descanso entre ambos periodos. Que los españoles
somos de acostarnos tarde supone poca novedad: si te gusta cenar al
tiempo que ves tu serie de televisión favorita deberás esperar, como
mínimo, hasta por lo menos las 22.30 horas,
que es cuando dan comienzo la mayoría de las producciones que copan el
«prime-time» televisivo. Con suerte, y si la televisión no determina tus
horarios, lo más lógico es que las obligaciones laborales y familiares
no te permitan hacer la última ingesta del día hasta las 21.00 horas.
¿Tiene alguna consecuencia negativa
para nuestra salud esa costumbre tan española de cenar y acostarse? Un
estudio publicado por «Circulation: Journal of the American Heart Association» demostraba hace escasos meses que los varones que cenan tarde acumulan hasta un 55% más de posibilidades de padecer una enfermedad cardiaca.
«Nuestro grupo de estudio ha pasado décadas estudiando los efectos de
la calidad y la composición de la dieta, y ahora esta nueva información
también sugiere que los hábitos alimentarios pueden ser importantes para
reducir el riesgo de enfermedad coronaria», afirma Eric Rimm, Sc.D.,
autor principal y profesor asociado de Epidemiología y Nutrición de la
Escuela de Salud Pública y profesor asociado de Medicina en la Harvard
Medical School de Harvard.
En este sentido, el porcentaje de
expertos que aconseja adelantar el horario de las ingestas como método
para llevar un estilo de vida más saludable es ciertamente amplio. Es,
por tanto, evidente que adaptar nuestro estilo de vida al huso horario británico generaría
consecuencias favorables para nuestro cuerpo. En España, sin embargo,
los irregulares horarios laborales hacen que en la mayoría de los casos
sigamos acostumbrados a las ingestas tardías en lugar de guiarnos por
los ciclos de luz y oscuridad naturales, tal y como ocurre en el resto
de Europa.
Uno de los expertos que se muestra partidario de adelantar el horario de la cena es el archiconocido doctor Hiromi Shinya, autor del best seller «La enzima prodigiosa» y que recomienda cenar entre tres y cinco horas de ir a la cama.
Lo que esto quiere decir es que si acostumbramos a acostarnos sobre
las 00.00 horas deberíamos hacer la última ingesta del día entre las
19.00 y las 21.00 horas para no perjudicar al organismo.
En la misma línea se pronuncia Elisa Blázquez Blanco, responsable del departamento de Nutrición y Dietética de la Clínica Medicina Integrativa y autora del libro «La dieta integrativa» (Ediciones i)
al afirmar que nuestros horarios y hábitos de vida condicionan en gran
medida nuestra alimentación. La experta señala como condición
indispensable para llevar una vida sana adaptar las comidas a nuestros ritmos biológicos,
lo que nos hará «encontrarnos con más energía durante el día y dormir
mejor durante la noche». Precisamente en este sentido la doctora
menciona los hábitos socioculturales de los españoles que, en su
opinión, deben ser modificados. «A veces, los horarios laborales que nos
impone la sociedad son bastante desfavorables, pero siempre se puede
cambiar algo. Para empezar, es importante desayunar abundantemente y de
forma correcta así como cenar de forma ligera por la noche».
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