Un
nuevo estudio, basado en el análisis de los datos de 72 estudios en los
que han participado 600.000 personas de 18 países, ha puesto en cuestión
los beneficios cardiovasculares de los ácidos omega 3 y omega 6 y los
perjuicios del consumo de grasas saturadas en la prevención de las
enfermedades de corazón.
"No hay suficiente evidencia para decir que una dieta rica en grasas
poliinsaturadas y baja en grasas saturadas reduce el riesgo de
enfermedad cardiovascular", concluye el profesor Jeremy Pearson,
director médico asociado de la Fundación Británica del Corazón, que
ayudó a financiar el estudio, reseñó Europa Press.
Un equipo internacional de investigadores dirigido por la Universidad
de Cambridge (Reino Unido) ha demostrado que la evidencia actual no
apoya las directrices que restringen el consumo de grasas saturadas con
el fin de prevenir las enfermedades del corazón además de ver apoyo
insuficiente a las directrices que abogan por el alto consumo de grasas
poliinsaturadas (como los ácidos grasos omega 3 y omega 6) para reducir
el riesgo de enfermedad coronaria.
De hecho, ha encontrado una débil asociación positiva entre los
ácidos palmítico y esteárico circulantes, que se encuentran
principalmente en las grasas de aceite de palma y de los animales,
respectivamente, y las enfermedades cardiovasculares, pero también ha
detectado que el ácido margárico circulante (una grasa láctea) reduce
significativamente el riesgo de patologías cardiovasculares.
Este estudio, que se publica este martes en la revista 'Annals of
Internal Medicine', plantea así interrogantes acerca de las actuales
directrices que generalmente restringen el consumo de grasas saturadas y
fomentan el consumo de grasas poliinsaturadas para prevenir
enfermedades del corazón.
Curiosamente, estos científicos encontraron que los diferentes
subtipos de ácidos grasos omega-3 y omega-6 tenían diferentes
asociaciones con el riesgo coronario, con alguna evidencia de que los
niveles de ácidos eicosapentaenoico y docosahexaenoico, dos tipos
principales de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga, y
el ácido araquidónico, un ácido graso omega-6, están cada uno asociados
con menor riesgo coronario. Estos hallazgos cuestionan las pautas
dietéticas existentes que se centran principalmente en la cantidad total
de grasa saturada o insaturada en lugar de las fuentes de alimentos de
los subtipos de ácidos grasos.
Además, cuando los autores investigaron los efectos de administrar
suplementos de ácidos grasos omega-3 y omega-6 en la reducción de la
enfermedad coronaria en ensayos aleatorios controlados, no encontraron
ningún efecto significativo, lo que indica una falta de beneficios de
estos nutrientes.
"Son resultados interesantes que potencialmente estimulan nuevas
líneas de investigación científica y fomentan una cuidadosa reevaluación
de nuestras guías nutricionales actuales", subraya uno de los autores
principales de este metaanálisis, Rajiv Chowdhury, de la Universidad de
Cambridge.
En general, estos investigadores, que analizaron los datos de 72
estudios únicos con más de 600.000 participantes de 18 países, vieron
que el total de ácidos grasos saturados, tanto si se mide en la dieta o
en el torrente sanguíneo como un biomarcador, no se asocia con el riesgo
de enfermedad coronaria en los estudios observacionales. Al analizar
los trabajos sobre el consumo de ácidos grasos monoinsaturados totales y
ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6, no hubo asociaciones
significativas entre su ingesta y el riesgo cardiovascular.
Vía: http://panorama.com.ve/portal/app/push/noticia104717.php
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