
Vivir la vida conlleva una serie de malestares que desde
hace tiempo están siendo medicalizados. Un dolor de espalda, alguna
dificultad para conciliar el sueño, la tristeza, el desamor, el
envejecimiento... Antes eran achaques normales o estados pasajeros de la
vida cotidiana. Ahora se diagnostican y se tratan con fármacos. "Este
fenómeno supone un problema de salud para los ciudadanos sobremedicados.
Y un despilfarro en un sistema obsesionado con recortar gastos", afirma
la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Juan Gérvas, Rafa Bravo y Carlos Ponte participaron en un acto en el que
se aprovechó para comunicar la adhesión al movimiento internacional
Selling Sickness, que denuncia cómo ciertas empresas están consiguiendo
medicalizar la vida por una simple razón: ganar dinero con ello. Así,
puede suponer hasta 330 euros por paciente. La portavoz de OCU, Ileana
Izverniceanu, afirma que, por ejemplo, "la tristeza se está convirtiendo
en patología para vender medicamentos o pruebas diagnósticas que no
tienen base científica. Se están inventando patologías en ciudadanos
sanos".
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