Los propietarios de gatos a menudo tienden a sobrealimentarlos,
asumiendo erróneamente que la pequeña cantidad de alimento que es la
adecuada para cubrir sus necesidades no es suficiente para nutrirles
correctamente. Por otra parte, poca gente puede sacar a pasear y hacer
correr a sus gatos, de modo que, si no cuentan con más espacios que el
interior de una vivienda, no suelen hacer tanto ejercicio como por
ejemplo los perros que dan largas caminatas con sus dueños, una imagen
habitual en la ciudad y en el campo, o que incluso les acompañan
trotando mientras estos hacen “footing”.
A la hora de decidir adquirir un gato, un perro o cualquier otro animal de compañía que puedes conseguirlos en tiendas o puedes ver mas mascotas aquí,
hay que asumir también la responsabilidad de alimentarlo correctamente,
y esto significa no solo evitar que pase hambre sino también evitar
sobrealimentarle. En el caso de los gatos, por las razones expuestas, no
es tan fácil a priori mantenerles en buena forma física. Jugar con
ellos ayuda, pero no siempre tenemos tiempo suficiente.
Al igual que ocurre con las personas, la obesidad felina está a menudo
conectada a un consumo excesivo de comida o a una insuficiente actividad
física. Los intentos de rebajar las calorías diarias ingeridas, si no
van acompañados de otras medidas estratégicas, terminan fracasando a
menudo, ya que es difícil enfrentarse a la sensación de hambre, tanto
para nosotros como para los gatos.
Conscientes de esta
problemática gatuna, unos científicos de la Universidad de Illinois en
Estados Unidos han hecho una investigación en la que han puesto a prueba
un método que con anterioridad se sugirió como potencialmente capaz de
combatir la obesidad en gatos sin reducirles las calorías diarias
ingeridas ni tener que incitarles directamente a hacer ejercicio. La
estrategia es sencilla y consiste simplemente en darles de comer con
mayor frecuencia durante el día y en cantidades pequeñas, de modo que
acaben consumiendo la misma cantidad diaria de comida que antes pero más
repartida. Por supuesto, esa cantidad total nunca debería ser excesiva,
pero en cualquier caso repartirla ayudará a mitigar su impacto.
La
situación es comparable, en algunos aspectos, a la diferencia que hay
entre si los humanos tomamos la comida bien repartida en varias
ocasiones a lo largo del día o si la tomamos concentrada casi toda en el
almuerzo, situación esta última que nos provocará el sopor típico de
todo banquete y la consiguiente pereza de emprender actividades físicas.
Otra
estrategia, la de darles a comer alimentos más ricos en agua, que
también funciona en los humanos, se ha puesto a prueba en gatos durante
el mismo estudio de la Universidad de Illinois.
A través de
pruebas con gatos y observando luego su conducta, el equipo de Kelly
Swanson ha determinado que tanto incrementar la frecuencia de las
comidas durante el día, como ofrecerles alimentos que contienen agua
dietética añadida (ninguno de los métodos implicó reducir la cantidad
total de comida total ingerida durante el día) sirvió para promover más
actividad física espontánea en los gatos del estudio.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9851/estrategias_faciles_para_evitar_la_obesidad_en_gatos_domesticos_sin_reducirles_la_comida/
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