Se formó en los albores del cosmos y ha permanecido inalterada desde entonces, por lo que constituye una ventana única al universo primitivo
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han descubierto que la galaxia cercana NGC 1277,
situada en el cúmulo de galaxias de Perseo, se encuentra exactamente
igual que cuando el Universo tenía solo 2.000 millones de años, apenas
un «bebé» (el 15% de su edad actual). Por motivos desconocidos, esta galaxia «reliquia» se quedó aislada en ese momento de su entorno y ha permanecido inalterada hasta hoy, detenida en el tiempo. Según los investigadores, ofrece la posibilidad única de asomarse al Universo tal y como era en esa etapa temprana.
«Por alguna razón que desconocemos, las fuentes
tradicionales de gas y estrellas que suelen tener el resto de galaxias
se cortaron en el caso de esta galaxia reliquia. Así, este objeto se
quedó sin el flujo de nuevo material que forma las estrellas y ha
permanecido como congelada en el tiempo», señala el autor principal del
trabajo, Ignacio Trujillo.
El descubrimiento, que se publicará en Astrophysical Journal Letters y que se encuentra ya accesible en Arxiv.org,estudiar el universo primitivo con un detalle sin precedente:
los procesos físico-químicos, las estructuras y la dinámica que dieron
lugar a las primeras galaxias y agrupaciones de estrellas.
abre una ventana para
«Al descubrir una galaxia que apenas ha tenido contacto con
el resto, y al estar tan cerca de nosotros, con nuestros telescopios
actuales podemos estudiar sus propiedades con una precisión que
resultaría imposible si quisiéramos estudiar el mismo objeto de manera
directa tal y como era en el universo primitivo. En ese caso, al
encontrarse tan lejos de nosotros apenas nos llegaría luz de él»,
explica el investigador.
El estudio combina datos tomados con el telescopio espacial
Hubble y de espectroscopia profunda obtenida con el telescopio William
Herschel, en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de
La Palma. A partir de esta información, los investigadores han concluido
que el objeto analizado es muy viejo, rico en metales y que se formó en
solo unos pocos millones de años. Esto supone que la cantidad de nuevas
estrellas que se originaban en las etapas iniciales de esta galaxia era
muy alta, de unas mil masas solares al año. «Si
nuestras medidas son correctas, las tasas de formación estelar en el
universo primitivo eran mil veces más grandes que las de nuestra propia
galaxia en la actualidad, donde se forma aproximadamente un sol cada
año», apunta Trujillo.
Estrellas a 400 km por segundo
La dinámica de esta galaxia, que posee un agujero ultramasivo en su centro,
es también extraordinaria. Por un lado, en su parte central las
estrellas se mueven de manera caótica con velocidades que superan los
400 kilómetros por segundo, lo que supone la vertiginosa cifra de casi
un millón y medio de kilómetros por hora (un cohete a esa velocidad
tardaría solo 15 minutos en llegar a la Luna). Mientras, en su parte
externa el movimiento parece más organizado y sus estrellas rotan con
velocidades de 300 kilómetros por segundo.
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