La proverbial mirada automática de un hombre al pecho y a las caderas de
una mujer cuando la ve por vez primera, ha hecho correr ríos de tinta.
Más allá de la controversia de si eso es un signo claro de sexismo, y de
las estimaciones sobre la frecuencia de las miradas femeninas
equivalentes dirigidas a las partes más viriles de un hombre, se echaba
en falta un estudio actualizado que midiera a la perfección las miradas
masculinas y las comparase con valoraciones emitidas por esos mismos
hombres sobre mujeres, tanto acerca del aspecto físico de ellas, como
sobre sus impresiones subjetivas acerca de las cualidades como personas
de tales mujeres. Una nueva investigación ha explorado ahora esta
parcela tan polémica de la psicología.
Sarah J. Gervais, Michael
D. Dodd y Arianne M. Holland, de la Universidad de Nebraska Lincoln en
Estados Unidos, emplearon tecnología de seguimiento de movimientos
oculares para rastrear minuciosamente la conducta visual tanto de
hombres como de mujeres cuando miraban imágenes de diferentes mujeres
con cuerpos de clases distintas.
Los investigadores equiparon a
65 estudiantes universitarios con un dispositivo de seguimiento de
movimientos oculares y les pidieron que mirasen 30 fotografías de 10
mujeres de edad similar y que calificasen la apariencia o la
personalidad de la mujer en cada imagen. Cada imagen original fue
manipulada para hacer que los senos fuesen más o menos prominentes, y
para acentuar o mitigar la delgadez de la cintura y la anchura de las
caderas. De ese modo, una misma mujer se veía idéntica en todo excepto
en esos rasgos.
Cuando se les pidió que evaluasen la apariencia
de una mujer, los participantes en el estudio miraron mucho a esas
partes del cuerpo de cada una.Aunque los hombres del estudio exhibieron
tal conducta visual de manera reiterada, los investigadores constataron
que los patrones oculares de las mujeres eran similares a los de los
hombres. Sin embargo, los participantes varones calificaron más
positivamente a las mujeres con más curvas que a las mujeres con menos
curvas, mientras que las participantes femeninas valoraban de manera
similar a las mujeres tanto si tenían curvas como si no. Es probable que
las mujeres mirasen a esas partes del cuerpo de las féminas por
influencia social, a modo de comparación con ellas mismas siguiendo el
criterio masculino del atractivo físico femenino.
Mientras que los hombres se fijaban con rapidez tanto en los
cuerpos como en las caras de las mujeres de las fotos, las observadoras
femeninas en algunas circunstancias tendían a dirigir con mayor rapidez
sus miradas a los rostros.
Otro hallazgo clave relacionado con el
papel de la forma corporal es que, incluso cuando las instrucciones del
estudio alentaban a los participantes a concentrarse en la personalidad
que ellos intuían que tenía la fémina analizada, un encargo que parecía
razonable que les moviera a fijarse más en el rostro, intentando
adivinar en él expresiones sutiles delatadoras de la personalidad de la
mujer, las mujeres con más curvas, o sea las que poseen la silueta
popularmente referida como de reloj de arena o de guitarra, fueron
percibidas más positivamente por los participantes masculinos que las
mujeres con una silueta más rectilínea.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/8853/_hasta_que_punto_las_miradas_delatan_que_una_persona_juzga_a_otra_por_su_fisico_/
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