El rejuvenecimiento logrado en el experimento, si lo trasladáramos a humanos, sería similar a quitarse de un plumazo 40 años de encima, según detallan en la revista «Cell».
Este trabajo muestra además un nueva ruta para luchar
contra el envejecimiento que aún no se había explotado. El equipo de
Harvard, dirigido por el profesor de Genética David Sinclair,
ha descubierto que a medida que cumplimos años se producen una serie de
acontecimientos moleculares que hacen más difícil la comunicación
celular interna, entre el núcleo y las mitocondrias, las baterías
energéticas de las células. A medida que se rompe la comunicación, se
acelera el envejecimiento. Pero un aporte extra de NAD consigue restaurar esa comunicación perdida y devolver el vigor a los tejidos de los ratones tratados.
Es la primera vez que se describe el papel de este
compuesto en el deterioro de la edad. Si se repiten estos resultados se
podría acabar con la idea de que el envejecimiento es un proceso
inexorable que no tiene vuelta atrás. Debido, a que la teoría científica
más asentada es que las enfermedades relacionadas con el paso del
tiempo son el resultado de mutaciones en el ADN mitocondrial que no
pueden revertirse.
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