Es bien sabido que el tabaquismo causa numerosos problemas de salud,
pero ahora un nuevo estudio acerca de los efectos del hábito de fumar en
adolescentes, revela que el tabaco puede causar cambios físicos en su
cerebro, el cual, a esa edad, aún está desarrollándose, lo cual lo hace
más vulnerable ante ciertas influencias bioquímicas perniciosas.
La
investigación llevada a cabo por el equipo de las investigadoras Edythe
London y Angelica Morales, de la Universidad de California en la ciudad
estadounidense de Los Ángeles (UCLA) revela además que esos cambios
nocivos pueden ocurrir en aquellos que han estado fumando durante
relativamente poco tiempo. Por último, el estudio sugiere que los
cambios neurobiológicos que pueden resultar de fumar durante este
período crítico podrían explicar por qué los adultos que empezaron a
fumar a corta edad tienden a permanecer más enganchados a los
cigarrillos.
London, Morales y sus colegas encontraron
diferencias entre la ínsula de los fumadores más jóvenes y la de los no
fumadores. La ínsula es una parte de la corteza cerebral que está
implicada en la vigilancia de los estados internos y en la toma de
decisiones. Los investigadores se centraron en la ínsula porque se sabe
que ejerce un papel crucial en el mantenimiento de la dependencia del
tabaco, disponiendo de la mayor densidad de receptores de acetilcolina
nicotínica dentro de la corteza cerebral humana.
Los investigadores tomaron el historial de consumo de tabaco, evaluaron
las ansias de fumar y el grado de dependencia, y examinaron la ínsula
valiéndose de imágenes obtenidas mediante resonancia magnética
estructural de alta resolución en 42 participantes que oscilaban entre
los 16 y los 22 años de edad. De éstos, 24 eran no fumadores y 12 sí lo
eran. Los que fumaban empezaron alrededor de los 15 años y consumían
menos de 7 cigarrillos al día en el momento del estudio.
Midiendo el grosor cortical de la ínsula en ambos grupos, los
investigadores encontraron que la cantidad de tiempo de exposición a los
cigarrillos (cuánto tiempo llevaban fumando de forma habitual) estaba
relacionada negativamente con el grosor del lado derecho de la ínsula.
Es decir, cuanto más había fumado una persona, más delgada era esa parte
de la ínsula. La relación también era palpable para el nivel de
dependencia de los cigarrillos de los participantes y su ansia de fumar.
En
resumen, los resultados de la investigación sugieren que los
participantes con mayor exposición al tabaco tenían una dependencia de
la nicotina más severa, más ansias de fumar y menos grosor en su ínsula
que aquellos menos expuestos.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9756/fumar_puede_causar_cambios_fisicos_en_el_cerebro_de_fumadores_adolescentes/
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