Los miomas o fibromas benignos en el útero son probablemente una de
las principales causas por las que una mujer tendrá que entrar en el
quirófano a lo largo de su vida. La agencia estadounidense del
medicamento (FDA) acaba de alertar de los riesgos de una técnica
quirúrgica ampliamente utilizada para extirpar estos quistes benignos
por el temor a que en algunos casos se pueda estar diseminando un tumor no diagnosticado.
Para facilitar la extirpación de estas masas benignas de cierto
tamaño (10-14 centímetros en algunos casos) por incisiones muy pequeñas,
los ginecólogos utilizan un instrumento quirúrgico denominado
morcelador, que permite trocear el fibroma para después extirparlo sin
necesidad de grandes incisiones en el abdomen de la paciente (que no
sólo empeoran el resultado estético, sino que aumentan las
complicaciones y alargan la recuperación).
El problema, reconoce la FDA, es que en muchos casos el diagnóstico
de un fibroma benigno puede estar escondiendo un tumor maligno,
concretamente un sarcoma en la pared del útero (el mismo tejido e el que
se ocasionan los miomas). Al trocear la masa con el morcelador existe
el riesgo de que un tumor no diagnosticado se disemine con más facilidad
por la cavidad abdominal, empeorando el pronóstico de la mujer.
Según datos facilitados a este periódico por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, en España ésta no es una técnica habitual,
"aunque se está retomando a la vista de las ventajas de la tecnología".
En total, la SEGO calcula que en España se realizan al año 800-900
extirpaciones de miomas, aproximadamente el 46% de ellas por vía
laparoscópia. "La morcelación no llega al 6% de las intervenciones y en ningún caso se ha detectado a posteriori un sarcoma", subrayan.
Como explica a EL MUNDO el doctor Antonio Barrasa, especialista de la
Sociedad Española de Oncología Quirúrgica (SEOQ), el morcelador está
sólo indicado en el caso de enfermedad benigna, "y de hecho no debe usarse si hay sospechas de que existe un proceso tumoral".
Coincide con él el secretario de la Sociedad Española de Ginecología
(SEGO), el doctor Juan Troyano. "El morcelador está desaconsejado si
existe cualquier sospecha de un proceso maligno, pero también si el
mioma está muy vascularizado, porque existe riesgo de que se produzcan
hemorragias", explica. Además, añade, si la extensión de los miomas o su
gravedad obliga a extirpar el útero completo, lo más habitual no es
usar el morcelador, sino extirpar este órgano por vía vaginal.
En el caso de los fibromas, el problema es que "no hay una manera fiable de determinar si un mioma uterino es canceroso antes de su extirpación
[y de su análisis posterior en el laboratorio]", ha asegurado William
Maisel, director científico de la FDA en un comunicado. De hecho, la FDA
calcula que esto puede ocurrir en una de cada 350 mujeres que se
someten a una histerectomía.
"Lo que han hecho las autoridades estadounidenses es calcular ese
riesgo, y valorar que quizás no sea una posibilidad tan baja como lo que
se creía hasta ahora. De ahí la advertencia", apunta Barrasa. De hecho,
la FDA ha sido tajante y ha asegurado que el morcelador no debe
emplearse en la extirpación de miomas o fibromas y, en caso de usarse,
la mujer debe conocer y valorar la posibilidad de que se extienda un
posible tumor incipiente.
El representante de los ginecólogos españoles asegura que "en nuestro
país resulta excepcional no distinguir, a pesar de las dificultades, un
sarcoma uterino de un mioma típico". Aunque sí reconoce que un aumento
de los sarcomas uterinos extirpados por esta técnica estaría poniendo de
manifiesto "un deficiente planteamiento diagnóstico" y debería
evaluarse "porqué ocurre esto y qué protocolos se utilizan previos a la
selección de casos adecuados a esta técnica [con morcelador]".
Los miomas afectan a un 20-25% de mujeres en edad fértil. El
doctor Troyano calcula que aproximadamente el 70% de ellos no requiere
más que un seguimiento estrecho. "En el 30% restante de los casos, las
masas en el útero pueden causar hemorragias, dolor o infertilidad y en
esos casos sí está justificada la intervención quirúrgica". Además de la
laparoscopia, existen otras alternativas al tratamiento de miomas, como
los ultrasonidos o ciertos fármacos.
Vía: http://www.elmundo.es/salud/2014/04/25/535a4140268e3e53688b4577.html
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