Esta innovación es obra de científicos de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos, y la empresa Disney Research, en la misma ciudad.
Como otras impresoras 3D, la máquina creada por el equipo de Scott Hudson puede fabricar objetos trabajando directamente a partir de diseños informáticos. Puede pues ser usada para la construcción rápida de prototipos, o simplemente para fabricar productos "a la carta", a medida de los requerimientos de cada usuario.
En la nueva impresora, el cabezal de impresión usa hilo convencional de lana, en vez de por ejemplo plástico fundido. Mediante una aguja especial unida al cabezal de impresión, las fibras individuales del hilo son separadas y algunas se hacen pasar por las capas de abajo, con el resultado de que se van entrelazando y las capas se afianzan así unas sobre otras, de un modo no muy distinto en concepto a lo que se hace con las técnicas tradicionales de coser.
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