Debido a los largos periodos de ingravidez a los que están
sometidos los astronautas en el Espacio, el cuerpo de los tripulantes
debe someterse a un duro entrenamiento para soportar los impactos que
sufre, como la pérdida de masa en los huesos y músculos.
Ahora, un nuevo estudio divulgado por el colegio americano de
Cardiología de Washington (EEUU) acaba de revelar que uno de los efectos
de la microgravedad, que era desconocido hasta ahora, cambian la forma
del corazón. En concreto, el músculo cardíaco se hace un 9.4% más esférico cuando está expuesto a largos periodos de ingravidez.
Afortunadamente, esta alteración es temporal, ya que el
músculo vuelve a su forma habitual cuando el astronauta regresa a
Tierra. Aunque los investigadores que han realizado el estudio
desconocen los efectos a largo plazo de este fenómeno, no descartan que
esta alteración pueda producir problemas cardíacos en los tripulantes.
Este nuevo hallazgo en el campo de la medicina espacial se
acaba de presentar en la 63ª edición de la Sesión Científica Anual del
Colegio Americano de Cardiología, que se celebra esta misma semana en
Washington D.C. (Estados Unidos). Su firmante principal, el doctor James
Thomas, investigador en el Departamento de Medicina Cardiovascular de
la Clínica de Cleveland y colaborador de la NASA, ha explicado que «el corazón no trabaja tan duro en el espacio, lo que puede causar una pérdida de masa muscular». Según advierte este especialista, «eso puede tener consecuencias graves al regresar a la Tierra, así que estamos investigando si se pueden tomar medidas para evitar o contrarrestar esa pérdida».
José Ramón González-Juanatey, presidente de
la Sociedad Española de Cardiología, que precisamente se encuentra en
estas conferencias científicas, explica a EL MUNDO que «sabemos
que el cambio en la forma del corazón se da en pacientes que han sufrido
un infarto o problemas en las válvulas del corazón», explica.
Estas insuficiencias cardiacas conllevan a que el músculo pase de una
forma elíptica a una más esférica. Las principales consecuencias
derivadas de que el corazón sea más esférico son «un mayor estrés en el
músculo, una eficiencia de contracción peor y un aceleramiento en
pérdida de células del miocardio. Algo que aumentaría el riesgo de
muerte», argumenta.
Vía: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/04/02/533aa6f8e2704e91328b456e.html
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