Durante mucho tiempo se ha asumido que, cuando las personas emprenden
conductas de riesgo, como la de ponerse al volante de un vehículo
habiendo bebido alcohol, o la de tener sexo sin protección para evitar
un embarazo no deseado o el contagio de una enfermedad venérea, se debe a
que sus sistemas cerebrales de deseo están hiperactivos, pero un nuevo
estudio revela un fenómeno distinto.
El equipo de Russell
Poldrack, profesor de psicología y neurología en la Universidad de Texas
en la ciudad estadounidense de Austin, analizó información de escaneos
cerebrales hechos a 108 personas mediante resonancia magnética por
imágenes. Los investigadores observaron la actividad cerebral de los
sujetos de estudio en tres dimensiones, mientras éstos jugaban con un
videojuego que simula la toma de riesgos.
Los resultados de los
análisis indican que, cuando los sujetos mantenían comportamientos de
riesgo, no era porque sus sistemas cerebrales de deseo estuvieran
hiperactivos, sino porque sus sistemas de autocontrol no estaban lo
bastante activos.
El hallazgo probablemente tenga repercusiones
en bastantes enfoques de tratamiento de enfermedades mentales y de
rasgos negativos de personalidad como la tendencia a las adicciones, y
también en la forma en que los sistemas legales asumen las
probabilidades de que un delincuente vuelva a cometer un nuevo delito.
El equipo de investigación, que incluye también a Sarah Helfinstein de
la Universidad de Texas en Austin, así como científicos de la
Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y de otras
instituciones, usó un programa informático especializado en encontrar
patrones de actividad cerebral, justo antes de que la persona decidiera
asumir un riesgo o por el contrario tomara una decisión segura.
Basándose en los patrones encontrados, el software hizo
predicciones sobre decisiones futuras de sujetos de estudio, acertando
en un 71 por ciento de los casos.
Cuando los investigadores
entrenaron al programa para hacer pronósticos a partir de patrones
presentes en regiones más pequeñas del cerebro, encontraron que, con
sólo observar las partes involucradas en funciones ejecutivas, como el
control, la memoria de trabajo y la atención, ya podían predecir las
decisiones futuras de los individuos. Los distintos niveles de actividad
de cada región cerebral conformaban perfiles que coincidían con una
situación predominante: Cuando tomamos decisiones de riesgo, es porque
nuestros sistemas de control no nos detienen.
En estudios
futuros, dentro de esta línea de investigación, se indagará sobre cómo
los factores externos, como la presión de un grupo de personas con
influencia sobre el sujeto, el no haber dormido lo suficiente, o tener
hambre, debilitan la actividad cerebral en los centros de control que
refrenan la toma de decisiones arriesgadas.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/not/9986/la_verdadera_actividad_cerebral_asociada_a_las_conductas_arriesgadas/
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